Un docente fue procesado y ya está recluido en la penitenciaría regional por disposición del juez penal de garantías de Minga Porã. Está sindicado de asesinar de dos puñaladas a su propio hermano con quien previamente discutió durante una ronda de tragos. El mismo autor de crimen pidió ayuda en sede policial para auxiliar al herido y luego quedó detenido en esa misma unidad.
El fiscal Edgar Benítez tomó intervención en el caso el pasado viernes en horas de la madrugada cuando le informaron del hecho y ordenó la detención preventiva de Clemente Ramón Benítez, alias Clemente’i, licenciado en Ciencias de la Educación, quien ya fue remitido a la penitenciaría regional luego de ser imputado por homicidio doloso del que resultó víctima su hermano Andrés Benítez Acosta, domiciliado en vida en el barrio San Jorge del citado distrito.
En los prolegómenos del caso, los hermanos Benítez se hallaban junto a un grupo numeroso de personas consumiendo bebidas alcohólicas, hasta que en un momento, ambos iniciaron una discusión por asuntos particulares, según acta de imputación. Ofuscado, “Clemente’i” desenvainó un cuchillo que portaba en la cintura y aplicó dos puñaladas en el pecho a la víctima que cayó al suelo.
AUXILIO Y PRESO
El sospechado y procesado que ahora se encuentra recluido por orden judicial entró en shock al cerciorarse de lo actuado y corrió hasta la comisaría jurisdiccional donde solicitó ayuda para trasladar al herido a un centro asistencial. A bordo de la patrullera, los uniformados trasladaron a la víctima hasta el hospital distrital de Hernandarias, donde según el médico de guardia llego sin signos de vida. Las heridas recibidas resultaron fatales y terminó enlutando a una familia.
Clemente’i, al asumir la autoría de las puñaladas, quedó detenido en sede policial y se lo puso a cargo del juzgado. El fiscal Benítez lo imputó por homicidio doloso y requirió su prisión preventiva, siendo atendido de inmediato su pedido. El docente tiene como atenuante, el reconocimiento inmediato de su acción criminal, tal como lo describió ante la fiscalía penal donde fue procesado.
Sin embargo, prima facie, el Código Penal estipula una expectativa de pena máxima, con 30 años de penitenciaría. En el caso de existir mérito, se podría reducir la expectativa, atendiendo el comportamiento del procesado ante el crimen cometido.