Nuevo Gobierno debe frenar ataques de delincuentes y estafadores en CDE
Resulta sumamente preocupante el aumento de la inseguridad en el microcentro de Ciudad del Este. Ya no se trata apenas de una “percepción” ciudadana, como falsamente pretenden hacer creer ciertas autoridades policiales y fiscales, sino de una incontestable realidad. La actuación de los famosos “pirañitas” disfrazados de guías de turismo, quienes actúan aliados a comerciantes inescrupulosos y delincuentes y que generalmente cuentan con la protección de agentes corruptos de la policía turística y de la comisaría 1ª, además de la inoperancia de los agentes fiscales, hacen que cada vez vengan menos turistas a la capital departamental.
Y no es de extrañar, ya que apenas cruzan el Puente de la Amistad, empiezan a ser desplumados, por aduaneros, efectivos de la Marina, agentes de Migraciones, Policía de Tránsito, etc. Y a esto se suman, ya desde hace unos años, los “pirañitas”, delincuentes que se identifican como supuestos “guías” de turismo, pero en vez de guiar a sus víctimas hacia negocios honorables y transparentes, los llevan a oscuras oficinas, donde son desplumados vilmente, bajo amenazas de muerte.
Así también, están a la orden del día los comerciantes que siguen estafando a sus clientes con todo tipo de artimañas, es decir, vendiendo productos falsificados o defectuosos en vez de originales, o colocando “piedras y botellas de agua” en las cajas en donde se supone se transporta la mercadería del cliente. O entonces vaciando las cuentas de las tarjetas de crédito de la víctima de turno. En fin, las “estrategias” de estos comerciantes “buitres” son muchas para engañar al turista.
Hace mucho tiempo, los propios empresarios esteños piden a sus colegas a que dejen de recurrir a estas viejas prácticas, que tan mala fama han dado a nuestra ciudad. Sin embargo, pareciera que el efecto es contrario, pues van en aumento las denuncias de estafas cometidas en el microcentro de la ciudad. Ante esta lamentable realidad, que hace tiempo viene siendo denunciada por las autoridades locales, es imperiosa una reacción a nivel de Gobierno Nacional. En primer lugar, transparentar la labor de la Policía Nacional y principalmente, de la Policía Turística, cuya presencia en CDE hasta el momento no ha servido de mucho.
Esperemos que el nuevo Gobierno Nacional, el ministro del Interior Enrique Riera, la Comandancia de Policía, sean conscientes de la gravedad de la situación y obren en consecuencia, porque ya resulta insostenible.
La economía de Ciudad del Este está basada en el comercio y el turismo y lo que está ocurriendo ahora es un ataque directo y despiadado a estas dos fuentes de ingreso, cometido por personas inescrupulosas y dispuestas a todo para conseguir sus fines. Si no se emprenden acciones coordinadas y “revolucionarias”, este problema irá aumentando, con las consabidas consecuencias, de más desempleo y pobreza, ya que habrá cada vez menos actividad comercial legal y vendrán cada vez menos turistas y compristas a arriesgarse a hacer compras en Ciudad del Este.
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