
Una situación vergonzosa y lamentable se registra a diario a plena luz del día en una de las zonas más concurridas de Ciudad del Este. Se trata de la libre y abierta venta de drogas a jóvenes y menores adictos en el predio abandonado de la Copaco, ubicado sobre avenida Monseñor Rodríguez, inmediaciones de las oficinas de la ANDE, Lago de la República y el Lago Shopping Salemma. El lugar se convirtió en una verdadera boca de fumo ante el silencio cómplice de los agentes de la SENAD y Antinarcóticos. Dos mujeres que serían “paquitas” de efectivos de los referidos organismos antidrogas fueron filmadas vendiendo estupefacientes en el sitio sin temor alguno.
Los vendedores de drogas y sus “seguidores”, decenas de adictos principalmente al crack, ya se “apoderaron” del predio abandonado de Copaco, así como una parada de taxi ubicada frente al edificio. El lugar ya es considerado una “zona liberada” para la venta y consumo de estupefacientes, ya que ni siquiera la Policía se atreve a ingresar en el lugar, ya que son cada vez más las personas que acuden para abastecerse de drogas, como si se tratase de un supermercado. La mayoría de ellos están armados con estoques y armas blancas, y como están drogados casi todo el tiempo son capaces de cualquier cosa.
Periodistas de La Clave pudieron individualizar a, al menos, dos mujeres que a diario llegan al lugar en un vehículo blanco, conducido por un sujeto desconocido para vender las drogas a los adictos. Hay otra mujer, de constitución robusta y rubia, que también se turna con las primeras citadas para abastecer de narcóticos al creciente número de adictos que a diario deambulan en este sector de la ciudad.
A LA VISTA DE TODOS
Todo esto sucede a plena luz del día, sin embargo, es una situación ignorada por los agentes de SENAD y Antinarcóticos de la Policía, así como la unidad fiscalía antidrogas, que hasta el momento no emprendieron ninguna acción para acabar con este verdadero centro de venta y consumo de estupefacientes, que opera en una zona muy transitada de Ciudad del Este.
Transeúntes consultados, cuyas identidades omitiremos para evitar represalias, manifestaron sentir lástima y preocupación por los jóvenes (tanto varones y mujeres, muchos menores de edad), quienes consumen las drogas y luego, ya totalmente drogados, gritan, pelean, tienen relaciones sexuales, etc., protagonizando escenas lamentables ante el nulo control de parte de las autoridades.
Afirmaron además que religiosos evangélicos les acercan a los adictos, que viven allí en condiciones de mendicidad, comidas, ropas, frazadas, etc., lo cual acaba empeorando la situación, ya que éstos acaban encontrando todo lo necesario para instalarse y vivir allí sin otra preocupación sino obtener dinero para comprar drogas. Si bien las intenciones de los religiosos son buenas, al final, acaban jugando a favor de los drogadictos y sus proveedores.
AUMENTO DE LA DELINCUENCIA
El problema principal es que, al no tener recursos para comprar drogas, estos jóvenes atacan a las personas, ya sean transeúntes, motociclistas o automovilistas, exigiendo dinero a punta de puñal, estoque y otro tipo de armas blancas. Esto ocurre a cualquier hora del día, pero en especial de tardecita-noche, por lo que los ciudadanos aprendieron a evitar esta zona roja, en donde siquiera la Policía parece “animarse” a ingresar, debido a la agresividad de los adictos.
NADIE SE SALVA
La semana pasada, un drogadicto y peligroso asaltante con amplio historial criminal fue arrestado después de asaltar a una mujer en plena vía pública, cerca del Lago de la República. Se trata de Raúl Alcides Duarte Ramírez, con número de prontuario nº 100115864, quien cuenta con antecedentes por hurto agravado en 2018, hurto agravado en 2018, hurto agravado en 2019, y violación de la Ley 1.881/2.002 que modifica la ley 1.340 de narcotráfico.
Este caso es apenas un ejemplo, ya que la mayoría de las víctimas ni siquiera denuncia ante la Policía, porque sabe que los agentes no harán nada para resolver el problema. Las personas consultadas por periodistas de La Clave coincidieron en lamentar la inacción de la SENAD y la Policía Antinarcóticos, que no hacen absolutamente nada para combatir esta grave situación. Es más, algunos aseguran que las mujeres vendedoras de drogas que aparecen en el vídeo tendrían incluso protección de los corruptos agentes de las instituciones responsables de combatir el narcotráfico, esto teniendo en cuenta que el delito es cometido a la vista de todos, a plena luz del día, sin que las instituciones intervengan. También resulta penoso que un edificio estatal, en este caso de la Copaco, tenga que ser ocupado y utilizado por indigentes y adictos que utilizan el sitio como un verdadero aguantadero.