
Antes del traspaso de mando del próximo 15 de agosto, los leales abdistas están empeñados en “cobrar” a funcionarios de la entidad binacional Itaipu que trabajaron por la lista 1 (ANR-Partido Colorado) en las pasadas elecciones del 30 de abril, donde resultó ganador el candidato colorado Santiago Peña. De acuerdo a los datos, Manuel María Cáceres, director general paraguayo, es un mero “fantoche” que está a las órdenes de Gerardo Soria, quien goza de la confianza del presidente Mario Abdo y es el que tiene la “lapicera” en la entidad.
El resultado electoral, con el triunfo del cartista Santiago Peña, fuera del presupuesto de los oficialistas colorados, dejó malparados a algunos que se mostraban en contra de su propio partido. Este es el caso del polémico “jefe de escritorio” Gerardo Soria (expulsado de la ANR hace unas semanas), quien goza de la plena confianza del actual presidente y tiene de “Alfred” (mayordomo obsecuente de Bruce Wayne, alias Batman, NDR) al cuestionado director general de Itaipu, Manuel María Cáceres, pidiendo “cabezas” a diestra y siniestra.
Así fue que varias cabezas rodaron desde las elecciones de abril pasado, entre ellas se puede mencionar el sorpresivo cambio de la asesora de comunicación social Carolina Ávalos, en cuyo reemplazo designaron al “hermano espiritual” de Marito y amigo de Soria, Juan Marcel “Juancito” Pereira Dávalos, exprecandidato colorado a intendente y actual titular de la seccional 1 de Ciudad del Este. “Juancito” es un personaje muy cuestionado en el Este, en donde intentó ser intendente de la capital departamental, siendo derrotado por amplio margen. Solamente su cercanía a su “hermano espiritual” Marito le mantiene vigente en política, sin embargo, con la salida de Abdo de la Presidencia y la desaparición de “Colorado Añetete”, es probable que también pase a cuarteles de invierno.
La “inquisición” en la binacional que viene de la mano de Soria también alcanzó a Leandro Nicanor Cantero, quien se desempeñaba como superintendente de Recursos Humanos, en su lugar asumió Claudio Garcete, excandidato a intendente de San José de los Arroyos y rabioso “abdista”.
Otro cambio que huele a despecho se dio en la asesoría de turismo, donde Juan Azuaga quedó desafectado de sus funciones para que en su reemplazo asuma el amigo incondicional de Gerardo Soria, Miguel Ángel Mendoza Alfonzo. También cayó Derlis Fernando Galeano, superintendente de informática, siendo reemplazado por Pablo Daniel Fernández Pérez, otro cercano a Soria e identificado con el abdismo.
Una de las ultimas cabezas que se cobró esta cacería de brujas es la de Rogelia Acosta de Britos, jefa de división de Recursos Humanos, asumiendo en su reemplazo Walter Luis Bordón, a quien Soria y su claque estarían “premiando” por su lealtad al presidente que está a punto de dejar el cargo.
CUESTIONADO DIRECTOR DEBE SER INVESTIGADO
Independientemente, a las movidas “con olor a venganza” que se están dando en las semanas previas al cambio de gobierno, el director general paraguayo de la Itaipu, Manuel María Cáceres, también debe ser investigado por las nuevas autoridades que asuman el 15 de agosto. Cáceres asumió el cargo en marzo del 2021 y desde entonces su gestión ha recibido múltiples cuestionamientos. Uno de los casos más escandalosos fueron los 46 pozos artesianos que costaron G. 447 millones cada uno construidos por una empresa en donde aparece un funcionario de la Binacional como uno de los directivos. El proyecto, que tuvo un costo total de G. 22.407 millones aportados por la Itaipu, fue ejecutado por una ONG que tiene otros programas a su cargo.
Para llevar adelante este programa, la entidad se hizo con los servicios de una ONG llamada Agencia de Desarrollo e Integración de la Región de Itaipú (ADIRI), que, según los documentos, tiene a su cargo la ejecución completa del proyecto. Esta ONG contrató, a su vez, a la empresa Hidrogeom Perforaciones SA para encargarse de las perforaciones y establecer los sistemas de abastecimiento de agua potable. Hidrogeom Perforaciones SA tiene como presidente a Lilian del Rocío González Rivela, esposa de Tito Livio Ramírez, director de agua y embalse de la entidad binacional Itaipu. El caso de la ADIRI, no es ni de casualidad el primero en el que una Organización No Gubernamental aparece como “ejecutora” de algún proyecto con dinero de Itaipu, durante la administración de Manuel María Cáceres.
En diciembre de 2022, la Binacional entregó nada menos que G. 14.353 millones –casi USD 2 millones– a la Asociación Nuevo Horizonte de Minga Guazú para supuesta construcción de empedrados. El convenio se firmó 15 días después del pedido y apenas dos meses después de que a los representantes de la ONG se les levantaran medidas judiciales en un proceso por la presentación de presuntas pólizas de seguro falsas en el INDERT.
Y con este tipo de negociados y movidas con olor a “vendetta” culmina la gestión de Abdo Benítez en la entidad binacional más importante del mundo, en medio de “venganzas y negocios oscuros”, dando carta blanca a sus adeptos para hacer lo que bien les plazca, sin importar siquiera la figura institucional que deja tirada por el suelo la imagen de la Itaipu.