Las fuerzas policiales brasileras siguen realizando grandes decomisos de estupefacientes, mientras del lado paraguayo, la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD) y la Policía Antinarcóticos continúan “brillando” por su inacción, y solo informan esporádicamente sobre el decomiso de insignificantes cantidades de drogas y la captura de algún microtraficante. Esta situación hace que las fuerzas antidrogas del vecino país ya ni siquiera quieran trabajar en conjunto con sus pares paraguayos, que son calificados directamente de “cómplices” del narcotráfico y el crimen organizado.
El domingo último, agentes de la Policía Federal del Brasil conjuntamente con personal de COPE incautaron unos 1.500 kilos de marihuana. El procedimiento se llevó a cabo en la ciudad de Santa Helena, Estado de Paraná. Los uniformados realizaban una patrulla de rutina en el área de influencia del lago Itaipu, cuando localizaron un puerto clandestino con una embarcación y dos vehículos abandonados. El lugar era utilizado para el transporte de estupefacientes “made in Paraguay”.
Actualmente, en el vecino país se trabaja fuertemente en la zona del lago Itaipu para combatir crímenes transnacionales, como el tráfico de drogas y contrabando de mercaderías, que ingresan a su país en un 95%, desde territorio paraguayo. Mientras del lado brasilero se da un nuevo golpe al narcotráfico, del lado paraguayo los organismos antidrogas se destacan apenas por su inacción y por realizar operativos de poca monta.
El procedimiento más reciente lo realizaron la semana pasada agentes de la SENAD, regional Alto Paraná, quienes allanaron una vivienda en el barrio San Agustín de Ciudad del Este. Durante el operativo incautaron 136 gramos de cocaína. Ni siquiera hubo detenidos, como en la mayoría de los allanamientos, lo cual evidencia que hasta los microtraficantes ya cuentan con “boqueros” en los organismos antidrogas paraguayos.
Prácticamente, no se conoce de ningún trabajo de inteligencia o investigativo de parte de estos agentes especiales de ambos organismos antidrogas, quienes dejan que del lado brasilero se haga todo el trabajo de aprehensión de estupefacientes y captura de los traficantes. Fuentes fidedignas aseguran que los jefes regionales, inclusive, estarían cobrando gruesas sumas a los narcos para permitirles seguir trabajando, situación que molesta a los brasileños, que hace tiempo dejaron de hacer “operativos conjuntos” con sus pares paraguayos, que más bien actúan de “campanas” para los traficantes, antes que buscar combatir en serio este delito transnacional.