Fuentes fidedignas del Ministerio Público confirmaron ayer que varios de los “cónsules honorarios” que abundan en Ciudad del Este fueron o son investigados por diversos delitos, como ser evasión de impuestos, lavado de dinero e incluso financiamiento del terrorismo. Un agravante es que muchos de estos “diplomáticos” tienen su sede consular en el mismo lugar donde operan sus negocios, bloqueando de esta manera la posibilidad que las autoridades puedan allanar sus locales, pues cuenta con inmunidad diplomática, refirieron las fuentes.
La Clave denunciaba ayer que son muchos los empresarios de CDE de alto poder adquisitivo y algunos con nefastos antecedentes, quienes ostentan cargos consulares de distintas naciones del mundo. Ello no se debería al afán de servicio de los mismos hacia sus paisanos residentes en la región (en muchos casos, ni siquiera tienen la nacionalidad de los países que “representan”) sino se limita meramente a la búsqueda del status especial que ofrece un cargo consular, que se traduce en inmunidad diplomática.
Las fuentes confirmaron que en anteriores ocasiones, al realizarse allanamientos por casos de sospecha de evasión, contrabando o piratería, el hecho de que se trata de una sede consular con inmunidad diplomática, hace inviable una intervención, lo cual otorga una “ventaja extra” a los empresarios que tienen el “honor” de fungir de cónsules en Ciudad del Este. De esta forma, los consulados pueden convertirse en fachadas perfectas para el ingreso, depósito y distribución de mercadería de contrabando y productos falsificados al país, resaltaron.
Tal es el caso de Nabil Bahjat Nasser, cónsul honorario de Uruguay, que tiene su oficina consular en las sedes donde operan sus negocios, con lo cual evita cualquier posibilidad de que sus locales sean allanados por las autoridades.
Otros empresarios en la misma situación son el dueño de la conocida tienda Monalisa, Charif Hammoud, cónsul honorario de Eslovaquia, su esposa Bárbara Hammoud, cónsul honoraria de Francia, Mohamad Said Mannah, cónsul de Turquía, y más recientemente la influyente abogada y empresaria Linda Taiyen, designada vicecónsul de España la semana pasada.
Fuentes diplomáticas fidedignas aseguran que estos títulos de “cónsules honorarios” simplemente son comprados por los pretendientes, quienes pagan elevadas sumas para de esta manera contar con un título de influencia política y, además, portar en sus vehículos la cotizada “chapa diplomática”, cuyo uso evita cualquier tipo de control de parte de la Policía Nacional, Municipal o Patrulla Caminera. Lo mismo vale para sus negocios, que se convierten en “sedes consulares” y consecuentemente son intocables para cualquier autoridad.
En otro caso Nabil Bahjat Nasser, “honorable” cónsul de Uruguay en CDE, actualmente es investigado por la Comisión Bicameral de Investigación del Congreso como principal directivo de Family Global S.A., por una llamativa transferencia de unos G. 12.500 millones que, supuestamente, fueron a parar al Líbano.