
Kuñakarai fiscal Cinthia Leiva ordenó la detención preventiva del tatácho que farreó al son de la cumbia colombiana con un grupo de amigos por casi 24 horas en la vía pública del barrio San Fátima de Ciudad del Este. Se trata de Máximo Ramón Sosa Fernández, un treinañero ñembotavy.
Según datos, el ka’ucho y varios de sus amigos colocaron un vehículo con enormes parlantes en la calle y comenzaron a escuchar música a todo trapo y bajarle con todo a la bebida espirituosa. El bailongo regado con abundante alcohol comenzó el sábado a la noche, se prolongó toda la madrugada y recién cerca del mediodía del domingo dieron por finalizado cuando esparcieron los polis y funcionarios de la Fiscalía.
A raíz de la música a todo volumen, los religiosos de una iglesia ubicada en las inmediaciones se vieron obligados a suspender la santa misa, porque era imposible ndaje escuchar de esa forma la palabra de Kiritó.
Los farristas al ver la presencia de las autoridades kuéra se esparcieron cada uno por su lado. Mientras que Máximo Ramón katu, quien estaba tuichaité juru trompore, subió en su rodado, de la marca Hyundai Santa Fe, de color plateado, año 2002, con matrícula CCZ 194, y huyó del lugar.
Allí, se inició una persecución por varias cuadras, hasta que el tipo regresó nuevamente, dejó el vehículo en la calle y se encerró bajo llave voi en su róga. Por orden fiscal el rodado fue incautado.
PREPOTENTE Y CON INFLUENCIA
Antes de la intervención fiscal, los polis ya habían ido frente a la casa de Máximo Ramón Sosa a pedirle que deje de tocar la música a todo volumen, tras quejas de vecinos. Sin embargo, el mismo se mostró muy prepotente con los polis, diciéndole que él era funcionario de la Junta Municipal y que tenía influencias políticas y que se dejen de joder. Para colmo, les advirtió en la cara que no tenía miedo ni michimi de ellos, aunque luego huyó como rata, ndaje.
Sosa Fernández registra antecedentes por violencia familiar y tiene una condena pendiente de 4 años aipo por lesión grave. El ñato había baleado a tres vecinos, tras un pleito generado por la construcción de una muralla, según los antecedentes.