
Una historia parecida a aquellas que pasan en las telenovelas mexicanas salió a la luz cuando un ñato corrigió a sopapos limpios al amante de su doña, al sorprender a ambos en el interior de un vehículo. El triángulo amoroso llegó hasta la Fiscalía y allí se supo que la mujer tuvo un hijo con el arriero que no es su ména. Trascendió además que éste había perdonado el desliz a su peor es nada, pero la misma seguía macaneando hasta que oiko de nuevo el jepillá.
La garroteada jefe oiko este 1 de febrero en la vía pública del km 12 Monday, a unos 1.200 metros de la Ruta PY02, de Ciudad del Este. Resultó víctima el supuesto cuerno, quien está identificado como Dejesús P. R., de 24 años, quien ligó unos cuantos apysarapo, ndaje.
Tras la denuncia, la poli intervino en el caso y detuvo al presunto agresor, identificado como Jorge Daniel D., de 40 años. Al principio, los uniformados informaron que la piedra del escándalo, ña Mirta Graciela G., de 31 años, también habría sido agredida por su marido.
Sin embargo, en la Fiscalía ella declaró que nunca sufrió maltratos físicos ni sicológicos de parte de su ména. Contó también que hace 11 años que está casada con Jorge Daniel, con quien tiene dos hijos, un varón de 10 años y una niña de 5.
Avei omombe’u que hace tres ños se involucró sentimentalmente con el muchachón, quien es su extra, hasta que quedar embarazada y tuvo otra niña, que actualmente tiene un año. Refirió que su marido le perdonó la infidelidad y reconoció a la criatura como su hija teete, pero este lunes, al descubrir que ella se seguía viéndose con el amante, se armó la podrida, que terminó en la golpiza.
Jorge Daniel también prestó declaración, desmintió haber golpeado a su doña y pidió su libertad a ña fiscal Susan Vega, de la unidad especializada contra la violencia familiar. Señaló que se va ir de la casa y que se va a separar definitivamente de su esposa.
La representante de la ley he’i que no puede mantenerlo preso, porque el delito que cometió es lesión corporal, que no se investiga en el Ministerio Público al ser de acción penal privada, según omombe’u.
En todo caso, el cuerno debe poner un abogado y presentar una querella contra el ména ajeno para conseguir un castigo por garrotearle.