El 2021 se cerró con algunos indudables progresos en la situación económica general, con señales positivas en la reactivación del aparato productivo comparado con los dos años anteriores de recesión y malos números. Aunque sigue muy elevado el déficit, el Gobierno está contento por el aumento del PIB, porque las recaudaciones tuvieron un alza del 15% y, según la visión oficial, ya se ha superado el mal momento producido por la emergencia pandémica.
En materia sanitaria pasaron ya los malísimos momentos con más de 100 fallecidos por día a causa del coronavirus, aunque en los últimos días se ha registrado un rebrote que causa alarma por su inusitada rapidez. La pobreza ha tenido un fuerte aumento, el desempleo continúa elevado y el alza del precio de los alimentos ha castigado fuertemente a las clases más humildes.
Para algunos analistas no existen señales claras de que en el 2022 se podrá pegar el salto esperado y salir definitivamente del cuadro negativo con seguras perspectivas de mejoramiento. Señalan que hay elementos que acentúan la incertidumbre. Las cifras oficiales indican que hasta el tercer trimestre del año los principales indicadores muestran datos positivos que fundamentan el optimismo gubernamental.
El Banco Central del Paraguay (BCP) registró un crecimiento económico del 5,8% acumulado en los nueve primeros meses del 2021, gracias al comportamiento positivo de los servicios, una gran porción de la industria, la construcción y la ganadería. Aunque importantes áreas, como la agricultura, la electricidad y agua tuvieron una evolución negativa, lo que quitó fuerzas al alza del conjunto. La disminución de la agricultura fue muy importante ya que tuvo una retracción de -8,8 % en los nueve meses computados, debido principalmente a la menor producción de soja, maíz, trigo, arroz, caña de azúcar.
La construcción ha tenido un papel importantísimo, ya que creció 16,9% en los tres primeros trimestres del año, y se vio afectada por la ejecución de obras privadas y públicas. Su influjo fue muy positivo en el crecimiento de la demanda de los insumos del sector, como cemento, varilla, además de la mano de obra.
Este año la pobreza aumentará hasta alcanzar al 30% de la población, a estar por las estimaciones oficiales. A pesar del crecimiento del PIB en 5% en el 2021, el país seguirá estando por debajo del PIB por habitante del 2018. Resulta que no estamos viviendo un crecimiento económico que genere empleo luego de la pérdida de trabajo ocasionada por la emergencia pandémica, y la gente tiene que enfrentarse a una inflación muy alta, especialmente en los productos de consumo familiar, lo que genera una gran insatisfacción.
Lo que nos resta es construir un 2022 mejor, con mayor crecimiento, más empleo y menos pobreza. Por eso no nos podemos quedar con la propaganda oficial de que todo ya mejoró, sino aumentar el esfuerzo para continuar la reanimación iniciada, a fin de llegar a los niveles necesarios de reactivación económica y progreso social. La pobreza es uno de los puntos débiles que el Gobierno no puede ignorar y que toda la sociedad debe tener como prioridad a la hora de reavivar la economía. De nada valdría el incremento del PIB si no incide en el crecimiento per cápita, que es lo que importa finalmente.