La devoción mariana de los paraguayos es cada vez más ferviente y, como es tradición, los altoparanaenses son parte importante del grupo de personas que concurren a la Villa Serrana, cada año, sin importar el sacrificio que represente. En bicicleta o caminando, ya sea desde el Alto Paraná o haciéndolo en cualquier parte del trayecto demostrando el testimonio de amor y gratitud a la madre espiritual del Paraguay.
Al menos 11 ciclistas llegaron ayer de mañana a la explanada de la Basílica, quienes salieron desde la ciudad de Hernandarias. Ellos conversaron con el compañero Gabriel Miranda, quien representa al grupo La Clave Comunicaciones en la cobertura y les indicaron que les llevó más o menos 18 horas llegar desde su ciudad natal a Caacupé.
Con el grupo de apoyo, cuidando todos los detalles de primeros auxilios, alimentación y otros, los jóvenes de entre 25 a 30 años, llegaron una vez más junto a la Virgen de Caacupé y recordaron que el año pasado no pudieron hacerlo, debido a las restricciones sanitarias establecidas por la pandemia del coronavirus.
Los peregrinos explicaron que van a pagar una promesa hecha a la madre espiritual, otros a agradecer porque sus suplicas fueron escuchadas y también a expresar el pedido que con la intercesión de la madre María para lograr sus objetivos laborales, académicos y las metas de vida de cada uno. Ninguno olvidó mencionar que dan gracias por estar una vez más en Caacupé, porque muchas personas ya no pueden hacerlo, porque fueron vencidos por el Covid-19.
Muchos peregrinos del Alto Paraná fueron llegando a la Villa Serrana, no solo para los días 7 a 8 de diciembre, sino desde la segunda quincena de noviembre se pudo ver a grupos de devotos de la Virgen de Caacupé yendo al costado de la Ruta PY02, caminando, en motocicletas, en bicicletas y otros que iban con automóviles, furgones o camionetas, hasta un determinado punto y luego seguir a pie hasta la basílica.
A PIE DESDE EL BARRIO CIUDAD NUEVA
Gustavo, de 37 años, es un poblador del barrio Ciudad Nueva que ingresó de rodillas al templo mayor de nuestro país, pero llegó caminando a Caacupé, haciéndolo desde su comunidad y llegó a la capital espiritual del país en 6 días y medio. El devoto de la Virgen, en esta ocasión, pidió la protección y el cese de la violencia contra las mujeres y las niñas, además del respeto a las madres.
El peregrino llegó con una imagen de la virgencita en sus manos, de considerable tamaño y contó que por 12 años fue en bicicleta a la Villa Serrana y hace tres años lo hace caminando. “Solo dejaré de hacerlo hasta el día que ella (la Virgen) diga basta. Yo tengo una promesa con ella y siempre pido por mi familia, mis hijos y soy agradecido”, explicó el hombre vencido por el cansancio y las lágrimas.
Gustavo ingresó a la basílica, estuvo muy de cerca con la imagen de la santa madre de los paraguayos, caminado con la remera de su club. Se acostó frente a ella y agradeció todas sus intercesiones para lograr sus propósitos a lo largo de este año.