En la actualidad, se maneja un aumento importante de la cantidad de niñas y niños que presentan Trastornos del Espectro Autista (TEA). Esto se debe a que hay más conocimiento al respecto y los padres de los menores buscan los tratamientos adecuados. No obstante, la psicóloga clínica Clara González refiere que “todavía falta mucho” por aprender sobre esta condición, y que la sociedad debe practicar la tolerancia hacia estos pequeños y sus tutores.
Las afecciones del trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado y el Síndrome de Asperger, hoy en día, se las denomina Trastornos del Espectro Autista (TEA), en donde sus características principales son dificultades en la socialización, la interacción, intereses restringidos y repetitivos, y la comunicación. En la actualidad se estima que de cada 57 niños 1 de ellos presenta el trastorno. La tendencia es que la cifra aumente ya que la genética cumple un papel muy importante para poseerlo.
La psicóloga clínica que trata a los niños con TEA en la Fundación Apamap de Ciudad del Este, Clara González, explicó que existe esta mayor cantidad porque ya hay más informaciones sobre el cuadro y por ende más conocimiento al alcance de la ciudadanía en general mediante el internet. Añadió que no se trata de una condición del siglo actual, ya que siempre existió, más bien, ahora más padres se acercan a los profesionales del área porque están informados de algunos síntomas que sus hijos presentan. “Prácticamente, esto existió desde siempre, solo que se descubrió un poco tarde. Ahora que hay más información hace que los padres se percaten de esta situación y de esos indicadores que siempre se mencionan, observan a sus hijos y buscan ayuda más temprano” expresó González.
La profesional acotó que antes mayormente se buscaba ayuda cuando los niños tenían 5 a 7 años, pero que ahora cada vez reciben a niños más pequeños, de 1 año 8 meses para arriba. Refirió además que cada niño tiene su peculiaridad pero que siempre el detonante para que los padres acudan al profesional es la dificultad del lenguaje, el pequeño ya está en edad de hablar, pero no lo hace. “Por medio de los juegos podemos darnos cuenta también, lo simbólico no les gusta mucho, como dar la mamadera a la muñeca o simular estar tomando algo, lo funcional es diferente para ellos, si le damos rompe cabezas para que armen ellos prefieren amontonarlos”, exteriorizó González y añadió sobre la importancia de observar como juegan los hijos.
TECNOLOGÍA
La tecnología en algunas ocasiones dificulta el avance de estos niños, ya que si no se utiliza correctamente y para fines de aprendizaje, hace que ellos se vuelvan más inflexibles y no permite que desarrollen el lenguaje correctamente, y la interacción social es un componente importante para su desarrollo. “En vez de mejorar algo, retrasa mucho más porque presentan dificultad en la parte social, en el lenguaje y la interacción, por lo que la tecnología, actúa como un dopaje para ellos. Les cuesta, ya que de por si están desconectados de las personas, y eso es lo que se busca romper”, sentenció la psicóloga. Explicó que siempre orientan a los encargados a limitar la televisión, los dibujitos y todo lo referente al uso de la tecnología.
TABÚ
González dijo que frecuentemente escucha el tabú de que, así como el papá o la mamá tardó en aprender a hablar, a su hijo le pasa lo mismo, “tarde nomas luego yo aprendí”, “va a hablar nomas luego en algún momento”, citó algunos. Sin embargo, la tardanza ya no está bien si el pequeño tiene 2 o 3 años, “piensan que es normal pero no lo es”, dijo. Resaltó que este es el principal motivo por el que los padres se percatan de que podría estar pasando algo con su hijo.
Ante esto, dijo que “falta mucho” para alcanzar el ideal, tanto de los padres en general y de la sociedad. “Cuando no son tus hijos, muchas veces, somos intolerantes como sociedad a ciertas actitudes o conductas de estos niñitos que luchan día a día, principalmente los padres, aunque no puedan contralar a su hijo en un momento determinado, al menos para mejorar esa situación”, lamentó la psicóloga y resaltó que quienes viven con TEA mejoran a grandes rasgos si reciben el tratamiento adecuado y a temprana edad. “Falta mucho para lograr una aceptación mayor y también una adecuación para ellos”, finalizó.