TIEMPO EN ALTO PARANÁ

Reflexión por el Día de la Mujer Paraguaya

Es inadmisible que muchas mujeres en el Paraguay sigan siendo víctimas de violencia o sean asesinadas por una cuestión de género, o que muchas de ellas sufran discriminación laboral, percibiendo menor salario que los hombres por hacer el mismo trabajo. A pesar de los importantes avances logrados, todavía falta mucho por conquistar la igualdad y sobre todo por modificar positivamente una cultura machista y patriarcal que sigue imperando en distintos sectores de la sociedad, incluyendo a la propia mentalidad de muchas mujeres.

Cuán distante está el panorama actual de lo que prescribe el artículo 48 de la Constitución Nacional, al aseverar que: «El hombre y la mujer tienen iguales derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales. El Estado promoverá las condiciones y creará los mecanismos para que la igualdad sea efectiva, allanando los obstáculos que dificulten su ejercicio y facilitando la participación de la mujer en todos los ámbitos de la vida nacional».

Basta echar una mirada somera a la realidad de nuestra sociedad para darse cuenta de lo lejos que está esa proclamación de la contundencia de los hechos. Escasa representación femenina en la estructura del Estado: alguna que otra ministra en el Poder Ejecutivo, un grupito de parlamentarias en el Congreso y escasos liderazgos políticos en los partidos, tanto tradicionales como de más reciente trayectoria. Cómo no hablar de rezago en un país que fue el anteúltimo del hemisfero en reconocer el derecho de las mujeres a votar, en 1961.

Pero esta no es sino la punta del iceberg de una situación de exclusión y vergonzosa desigualdad. Desde el punto de vista económico, las mujeres perciben 30% menos de retribución salarial que los hombres y, de acuerdo con recientes estudios elaborados por organismos internacionales, deben trabajar 80 días más que ellos para ganar lo mismo.

Bajando aún más a la realidad social, aparecen fenómenos aún más agudos: la violencia doméstica afecta en relación de 10 a 1 al género femenino; la trata de personas es un flagelo con cara de mujer en el Paraguay (basta seguir los informativos para observar la cantidad de compatriotas que cada tanto son rescatadas de Argentina o Europa, donde se las obliga a prostituirse).

El feminicidio constituye un fenómeno creciente en el país, muchas veces invisibilizado por el temor de los familiares de las víctimas a denunciar los hechos y por la acción remisa de la Policía Nacional, del Ministerio Público y el Poder Judicial. De todas las formas y en todos los ámbitos, la mujer continúa siendo postergada, incumpliéndose así el artículo 46 de nuestra Constitución Nacional, que no admite la discriminación.

La desigualdad también se percibe en el campo de la educación. Un 6,1 de mujeres son analfabetas, frente a un 4,6% de hombres. Un 67,2 de mujeres jefas tiene apenas 9 años o menos de estudio, frente a un 63,3% de hombres en la misma situación.

Aunque se deben reconocer importantes avances, producidos principalmente a partir de las luchas y movilizaciones de las propias mujeres, todavía falta mucho por conquistar la igualdad. Por ello, en este día significativo, una vez más decimos sí a la igualdad y no a la violencia contra las mujeres, en todos los ámbitos.

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