Un hermoso predio de 30 hectáreas dado en comodato en su momento al Parque Tecnológico Itaipu (PTI) por Ia Binacional, a la entrada de Hernandarias, donde se preveía invertir unos USD 5 millones, con un plan ejecutivo concluido de la nueva sede, ni fue tenido en cuenta por el actual director ejecutivo del Parque, José Bogarín. Sin embargo, anunció pomposamente que tiene un proyecto de USD 30 millones en un predio de 200 hectáreas, que iba a presentar a Itaipu, sin precisar en qué zona de la reserva pretendía erigir la infraestructura.
Lo que no se entiende es porqué el calificado “Rey de las consultorías” en Itaipu cajoneó el anterior proyecto surgido de tres planes estratégicos, discutidos y analizados ampliamente con diversos sectores de la sociedad, desde empresarios, militares, académicos, técnicos del sector público e investigadores. Todos habían coincidido en la importancia de erigir la nueva sede en Tacurú Pucú, a la vera de la actual hermosa Costanera, a fin de dar oportunidad a los investigadores paraguayos y exponentes de la comunidad hernandariense.
Bogarín fue durante los casi 11 años de existencia del PTI miembro del consejo de administración, sin que haya aportado ni apoyado aquella iniciativa concluida en el 2015. Se lo recuerda más bien por haberse opuesto al mencionado plan, para que ahora, de golpe, anuncie a los cuatro vientos su megaplan, cuyos componentes, con seguridad, incluirán una serie de “consultorías” por cuestiones técnicas, de infraestructura y ambientales. Ante este anuncio, su entorno estará relamiéndose con la posibilidad de tan improbable generosidad de Itaipu, a la desean pedir la friolera de USD 30 millones para llevar adelante la primera parte de la idea.
Los memoriosos no entienden porqué el director ejecutivo actual del PTI desconoció el anterior plan, que ya contaba con propuestas para el desarrollo de la infraestructura realizado por prestigiosos profesionales, arquitectos, ingenieros y urbanistas. Aquí cabe indicar el viejo adagio de que, cuando la generosidad es grande, hasta los santos desconfían.
Para apuntalar sus “deslumbrantes” anuncios, Bogarín contrató por G. 10 millones al mes a un jubilado del diario Abc, con la promesa de darle destaque en dicho medio, a fin de buscar granjearse el apoyo y atracción con sus desopilantes planes, hablando de atraer a Microsoft y hasta a Google en la nueva infraestructura del PTI, sin que sus apuntes se basen en estudios de factibilidad serios y realizables. La cuestión, tal parece, es lanzar globo sondas y llamar la atención de las autoridades, considerando que algunos rumores hablan de que su administración será cesada a fin de año.
CÍRCULO AÚLICO
Los propios empleados del PTI indican que Bogarín se encierra con su círculo aúlico y que no tiene casi contacto con ningún coordinador o gente que trabaja en programas creativos de la entidad. Por ello, a un año de su gestión, no tiene ni un solo proyecto tecnológico de su administración concluido, más bien se pasa contratando gente para el área informática y de soporte. También se anunció la puesta en marcha de la Ruta Verde, iniciativa que data del 2017, aunque, al parecer, sigue teniendo problemas técnicos para su pleno funcionamiento. Por lo demás, no hay nada innovador en un Parque que debió ser el epicentro y ebullición de cuestiones relacionadas a la tecnología aplicada, el desarrollo de sistemas digitales que apoyaran a las instituciones públicas en esta pandemia.
Años anteriores, la gestión del PTI tomaba trascendencia pública, con la instalación de dos plantas solares en unidades militares del Chaco; entregó más de 10 aulas móviles al SNPP para educación técnica de los compatriotas, realizaba encuentros para el desarrollo de acciones conjuntas con la industria, la academia y el Gobierno, así como el aliento de escolares y jóvenes a la ingeniería aplicada, a través de talleres iniciales dictados por sus profesionales. Hoy día, con Bogarín, la quietud y la inacción son los referentes en el PTI, aunque sí hay tiempo para pomposos y angurrientos planes de USD 30 millones a ser solicitados a Itaipu Binacional.