Contadores y comerciantes denunciaron a La Clave que en la Municipalidad de Ciudad del Este se conformó una verdadera “gavilla” en la secretaría general y la asesoría jurídica para no dar trámite a centenas de expedientes. Los afectados deben aguardar durante largos meses o, de lo contrario, pagar las coimas exigidas debajo de la mesa para acelerar la burocracia municipal. Los contribuyentes lamentaron que esta situación recuerda mucho a la corrupta administración de Sandra McLeod de Zacarías (ANR).
Según indicaron los denunciantes, quienes pidieron la reserva de sus identidades por temor a represalias, en la secretaría general de la comuna esteña, a cargo del abogado Rubén Velázquez, y la asesoría jurídica, donde funge como una de las jefas la abogada Ylse Amada Ríos López, alegan cualquier cosa para no cumplir con sus funciones. Dichas secretarías no son expeditivas e incluso inventan artículos para aumentar la burocracia y así atrasar los expedientes. De lo contrario, alegan exceso de trabajo, aunque casi no haya lugar en las mencionadas oficinas, por la gran cantidad de funcionarios ociosos, lamentaron los afectados.
De acuerdo con los datos, “ni un solo expediente pasa” si no hay “fuerza mayor”, es decir, pago de coimas a los funcionarios. En la mayoría de los casos, se trata de documentos que deben pasar al ejecutivo municipal (intendente Miguel Prieto) o deben ser remitidos a la Junta Municipal. Pero para hacerlo, demoran meses.
Uno de los denunciantes indicó que esperó tres meses para que su expediente sea tramitado y, al final, le indicaron que debía presentar una constitución de sociedad, documento que no está entre los requisitos para que el expediente pase a la intendencia o a la corporación legislativa.
Los comerciantes y sus representantes legales indicaron estar hartos de esta situación, más aún llevando en cuenta que el propio intendente, a diario, se llena la boca sobre la transparencia de su administración, pero lamentablemente sus funcionarios subalternos están adoptando esquemas muy similares a los que operaban en tiempos de la nefasta gestión del clan Zacarías, cuando en la Municipalidad esteña no se movía un dedo sin el pago de coimas o por cuestiones político-partidarias.