Tres de los seis detenidos durante el allanamiento del motel “Aries”, ubicado en el barrio Don Bosco de Ciudad del Este, fueron procesados ayer por el fiscal Edgar Torales, con pedido de prisión preventiva ante el órgano jurisdiccional. Se trata de Carlos Cabañas Cano, de 32 años; Deisy Patricia Guerrero Báez, de 37, y Delsi Viviana Ojeda Ruiz Vera, de 25 años. El fiscal, entretanto, levantó la orden de detención que pesaba contra Rosana Vera Sánchez, de 24 años; Félix Enrique González, de 24 y una adolescente de 17 años, embarazada de dos meses.
Los tres procesados, bajo la calificación primaria de coacción sexual, violación y privación de libertad, conforme escrito de imputación, adelantando que en el plazo establecido para la presentación del requerimiento conclusivo, se discriminará la participación de cada uno de los imputados en los hechos investigados.
Durante el procedimiento ordenado por el juez penal de garantías Carlos Vera Ruiz, la comitiva encabezada por la representación pública se incautó de una serie de evidencias relacionadas al caso, incluyendo teléfonos celulares, disco duro del sistema de seguridad privada, pendrive, dinero en efectivo, llaves y el control de acceso al local, parte de los cuales serán sometidos a pericia. Resultó víctima del caso una menor de 16 años, llevada al sitio por su tía, esposa del propietario del lugar. Se tienen fuertes sospechas de que la violación haya sido parte de una ofrenda en ritual desconocido, dado que la menor logró huir y confesar a su madre todo lo ocurrido ante la mirada de su tía, cuyo esposo fue el primero que abusó sexualmente de la joven, según la relación de los hechos. El raro suceso, habría sido un acto para alejar un espíritu maligno que perseguía a la víctima. Confirmados los hechos por técnicos asistentes de la fiscalía regional, Torales, dispuso el inicio del procedimiento penal e los encausados y remitió a los masculinos a la dirección de policía, mientras las mujeres a la comisaría 25ª. Las evidencias del ritual satánico que se observan en la gráfica, serían parte de las ofrendas diabólicas, emprendidas por el dueño del motel y su esposa, tíos de la víctima, engañada para participar del alevoso hecho.