En el juzgado penal de garantías a cargo de Dólica Giménez radica el escrito conclusivo en el marco de la causa caratulada, Ministerio Público contra Héctor Eduardo Martínez y otro, sobre homicidio doloso y otros, por el que la fiscal Candia acusó a los hallados responsables del asesinato de una niña el pasado 29 de febrero de este año en Minga Guazú. Héctor Eduardo Martínez Núñez, de 25 años, y su madre Limpia Concepción Núñez Goiburú, de 50, afincados en el km 30 y 27, respectivamente, están acusados por homicidio doloso y violación de la Ley de armas, con pedido de elevación de la causa a juicio oral y público, instancia en la que se reservó la petición de la pena.
Primeramente, pidió que la jueza de garantías abrevie el plazo para acusar a Limpia Concepción, fijada para el 15 de octubre próximo, en razón a que las diligencias investigativas concluyeron. Los hechos investigados implican directamente a los ahora acusados en el caso del homicidio doloso de la niña Naydelin Elizabeth Martínez González, raptada por Héctor Eduardo. La investigación concluyó que aquella noche, madre e hijo prepararon leñas y óleos en un sitio boscoso a unos 1.000 metros del domicilio de la mujer para incinerar a la niña, a quien ataron del cuello y las piernas con un cable USB, para depositarla sobre las llamas, estando aún con vida.
La conclusión del director de medicina legal del laboratorio forense de la Fiscalía resultó contundente, ya que pudo certificar que la víctima murió a raíz de las quemaduras recibidas, conforme resultado de la autopsia. Limpia Concepción empleó los medios necesarios para hacer desaparecer rastros o vestigios que se encontraban en la remera que utilizaba su hijo Héctor Eduardo, al momento de ocurrido el deleznable hecho, al igual que del interior del automóvil utilizado para el rapto y traslado de la niña para ser incinerada.
La fiscal allanó el domicilio de la mujer, encontrando situaciones muy llamativas que apuntaban a ritos o pactos diabólicos. El departamento de investigación de delitos de la Policía logró determinar la serie de comunicaciones entre madre e hijo y viceversa, el día en que ocurrieron los hechos. Ambos se exponen a la pena máxima en la norma vigente, incluso a medidas de seguridad por lo extremo de la conducta desplegada al asesinar a la niña.