Miles de estudiantes brasileños cursan carreras universitarias en el Este del país.
En 2007 el Parlamento creó, en promedio, una nueva universidad cada 40 días. Un total de nueve en ese año. Para 2013, ya existían 54 universidades, cifra que se mantiene hasta ahora. El negocio de las universidades privadas sigue en expansión, aunque ya no a través de la creación de otras nuevas por ley, sino acentuando un método que cumple idéntica función: la venta de franquicias. Los empresarios de la educación venden el nombre a inversionistas, quienes a su antojo multiplican las universidades, de acuerdo a su interés particular.
Otro problema que se presenta con los estudiantes es la revalidación del registro profesional en su país, porque solamente el 20% consigue superar el examen, que resulta especialmente significativo si se tiene en cuenta que miles de brasileños vienen a nuestro país a estudiar Medicina y otras carreras.
Además, otra queja recurrente en la proliferación de estudiantes del Brasil en los hospitales públicos de la región, quienes realizan pasantías mediante el convenio con universidades privadas. En los pasillos de los centros asistenciales se puede observar a una gran cantidad de residentes, pero los usuarios reclaman que ni siquiera manejan el español y dificulta la atención.
De las 34 universidades que ofrecen la carrera de Medicina, solo 13 son las que están acreditadas. Para tener una idea, la cuota de un mes puede alcanzar G. 15 millones en Brasil, sin embargo, en Paraguay es hasta 10 veces menos, que es el principal aliciente para los estudiantes.
