Las últimas 24 horas fueron muy álgidas para el presidente y vicepresidente de la República, Mario Abdo Benítez, y Hugo Velázquez, respectivamente, quienes estuvieron al borde de un juicio político, luego de descubrirse una oscura negociación con la venta de energía por parte de Itaipu a empresas del Brasil. Ante ello, el jefe de Estado y su vice comenzaron a operar fuertemente, lo que sirvió para debilitar el proceso de destitución de ambos.
Durante la mañana de este jueves se habló insistentemente de la destitución de Mario Abdo Benítez de la primera magistratura mediante un juicio político. La intención fue fuertemente impulsada por diputados cartistas, llanistas y del Frente Guasu. Sin embargo, la bancada de Honor Colorado cambió de postura luego de que se dejara sin efecto el polémico acuerdo de Itaipu, que fue anunciado desde la Cancillería Nacional, en conferencia de prensa.
La petición de juicio político tomó estado nacional e internacional lo que obligó a dejar sin efecto el acta bilateral Independientemente a ello, durante la noche del miércoles y madrugada del jueves, el mandatario se mantuvo reunido con su primer anillo político, donde se analizó la situación. Ya en la mañana de ayer, con ayuda de sus hombres de confianza y desde el Palacio de Gobierno, comenzó a operar a su favor, en cumplimiento a sus manifestaciones, vía Twitter, donde señalaba que “acepto la pelea por un Paraguay sin mafias”.
En las primeras horas de este jueves, la turbulencia política fue cobrando fuerza y ya era inminente el juicio político al presidente de la República y a su vice. Sin embargo, al promediar la mañana y cerca del mediodía de ayer, se debilitó totalmente dicha posibilidad, tras las intensas negociaciones que se gestaron desde el Palacio de los López.
DEBIL DISCURSO
Tras salvarse del juicio político, Mario Abdo Benítez, en compañía de su esposa, sus ministros y altos jefes militares, pero sin la presencia de su vicepresidente, Hugo Velázquez, esbozó un débil discurso donde atinó a ratificar su compromiso electoral contra la corrupción, reiterando su remanido slogan de “caiga quien caiga”. “Aquí, este presidente no va a negociar con sus principios y con sus ideales (…). Que la gente sienta que tiene un gobierno que tiene el coraje de defender los intereses de nuestro pueblo. Esa frase, caiga quien caiga, va a ser más dura para los próximos cuatro años. Desde el presidente de la República, el vicepresidente de la República, y sea quien sea… Yo no voy a apañar a ningún solo paraguayo que deshonre al pueblo”, subrayó el jefe de Estado al concluir su discurso.
