Anderson Gava es considerado una de las mentes más brillantes de Paraguay. Oriundo de Santa Rita, viajó en el 2009 a la capital del país para estudiar Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de Asunción (UNA). Seis años después, se convirtió en el primer alumno que culminó todas las materias con calificación 5. Esto fue un hito para la Facultad de Ingeniería, ya que en sus 84 años nadie había logrado algo similar. Sin embargo, le esperaba algo más grande; ya no se detuvo con sus ganas de aprender, y se animó a recurrir a las becas Fulbright para ingresar a las universidades de Harvard y Stanford, las de mayor prestigio en todo el mundo, y fue admitido en ambas.
Anderson, contanos tu historia. ¿Cómo fueron tus inicios?
Viví gran parte de mi infancia y adolescencia en Santa Rita. Desde chico siempre fui muy curioso y quise saber cómo algunas cosas que usamos o vemos en el día a día funcionan. Creo que de ahí vino mi principal motivación por estudiar Ingeniería. En el 2009 vine a vivir en Asunción. Al comienzo no me fue muy fácil, pero pasados algunos meses ya logré ponerme al día con las materias y obtener buenos puntajes en el cursillo de nivelación. Durante la carrera creo que siempre mantuve vivo ese sentimiento de querer aprender cosas nuevas, que creo que fue el principal ingrediente para que logre terminar la carrera con el promedio 5 absoluto. Mientras estaba en el quinto semestre me ofrecieron la oportunidad de ser auxiliar de cátedra en Estática, materia del tercer semestre de Ingeniería. Me encantó la idea de poder compartir lo que había aprendido, y sobre todo buscar motivar a otros estudiantes de alguna manera en sus estudios. Acepté el desafío y me apasionó la experiencia. Aún mientras era estudiante, también fui auxiliar de otras tres materias. Actualmente, aún sigo enseñando en la Facultad de Ingeniería de la UNA, como profesor encargado, las cátedras Ingeniería Económica y Costos Industriales, del octavo y noveno semestre, de la carrera Ingeniería Industrial.
Harvard y Stanford son consideradas las mejores universidades del mundo. ¿En algún momento pensaste que no lo lograrías?
Las dos universidades están entre las más competitivas del mundo, por lo que creo que uno siempre tiene presente que existe la posibilidad de no ingresar. Sin embargo, creo que en todo el proceso me mantuve enfocado y motivado, lo cual me dio energía para pasar todas las etapas del proceso con optimismo. Además, siempre pensé que estaba intentando algo grande y, si no conseguía ingresar, no tendría ningún perjuicio, pero si tuviera el resultado esperado, sería un gran logro. Tengo que sumar que a lo largo del proceso, tuve la suerte de tener a mi lado e interactuar con personas que siempre me brindaron apoyo y confianza hacia lo que estaba buscando. Esto también fue un factor clave en el proceso y soy muy agradecido a esas personas.
¿Por qué te decidiste por Stanford
En los rankings de MBA, Stanford y Harvard ocupan las mejores posiciones a nivel mundial, por lo que en términos de prestigio y calidad, ambas universidades son igualmente excelentes. La diferencia está en la metodología de enseñanza. Harvard concentra casi la totalidad del MBA en estudios de caso. Stanford, si bien tiene también gran porcentaje del MBA dedicado a estudios de casos, además engloba otras metodologías y dinámicas de clase que varían de acuerdo a la materia que se desarrolla o habilidad que desea entrenar en los estudiantes. Esa posibilidad, además del estudio de casos, de poder también explorar otras dinámicas de clase fue el principal factor en mi decisión por Stanford.
Ya te habías destacado en el año 2014 con un 5 absoluto en tu carrera, ¿desde entonces qué cambió?
Luego de terminar la facultad tuve la oportunidad de entrar a trabajar en una empresa muy dinámica, con gente y una cultura muy orientadas a resultados, lo cual siento que me hizo crecer mucho, no solo profesionalmente sino también como persona. También en ese lapso de tiempo, conocí y tuve en mi entorno personal a algunas personas espectaculares con las que pude compartir muy buenos momentos, aprender de ellas y también aprender a valorar mucho más todos los momentos y experiencias que uno pasa. Algunas de esas personas considero que fueron clave para que pueda animarme a soñar grande.
Teniendo en cuenta tu historial académico, ¿cómo fue tu ingreso al mercado laboral?
Luego de recibirme de ingeniero Industrial decidí entrar a trabajar en Cervepar, una de las principales compañías en el país y parte del mayor grupo cervecero del mundo, AB-InBev. Allí tuve una carrera muy desafiante, pero también muy rica en aprendizaje. En solo cuatro años tuve la oportunidad de desempeñarme en seis puestos distintos, empezando por el área comercial y, posteriormente en finanzas, área en la cual trabajo actualmente.
¿Cuáles son tus aspiraciones para el futuro?
Ahora me esperan dos años los cuáles creo que van a ser clave en la definición de mis objetivos a largo plazo. Espero poder sacar el mejor provecho y aprender lo máximo posible, no solo académicamente, sino también de todas las otras experiencias que tendré allá. Lo que sí está claro para mí es que quiero seguir trabajando en ambientes dinámicos, desafiantes, y que tengan un gran impacto positivo en el país, sea económica o socialmente. También planeo seguir siendo profesor universitario y además, quizás, involucrarme en otras actividades de orientación y capacitación, de modo a que pueda compartir mis conocimientos, experiencias y motivaciones con otras personas, buscando que esas personas también aspiren a generar un impacto positivo en su entorno, y así lograr un efecto multiplicador.
Te consideran una de las mentes brillantes de Paraguay, ¿cómo te sentís ante ese concepto?
Me pone muy feliz saber que hay personas que crean eso; es más, creo que no hay forma de sentirse de otra forma al respecto (risas). En toda mi trayectoria académica, personal y profesional creo que pude conocer, interactuar e intercambiar ideas con muchas personas que realmente creo que son brillantes, seguramente mucho más que yo. Siempre que interactúo con personas así, busco prestar mucha atención para intentar entender cuáles son esos factores que las hace brillantes o resaltar sobre los demás en determinados aspectos. De esas experiencias busco adoptar, al menos, un poco esos factores que considero que pueden mejorar mi manera de ver o encarar la vida.
¿Cuál es tu opinión sobre educación universitaria en Paraguay?
La experiencia que tuve en la FIUNA fue muy positiva. Creo que durante toda la carrera, en la mayoría de los cursos o materias, pude aprender muchos conceptos que fueron de gran utilidad en el área profesional. También creo que esto se refleja en las experiencias y buenos rendimientos que tienen los alumnos de la institución en general cuando salen a realizar estudios en otras instituciones fuera del país. Para mí es difícil comparar la educación universitaria de Paraguay con la de otros países, debido a que toda mi formación académica formal, hasta ahora, la hice en el país. Lo que está claro para mí es que la educación aún debe ganar un protagonismo muy superior al que tiene hoy en el país. Muchos países que apostaron fuerte en la educación algunas décadas atrás hoy están cosechando los frutos de dicha apuesta. Esto creo que implica no solo mayores inversiones sino también un interés y trabajo estructurado en conjunto entre las universidades, empresas y estudiantes para crear un ambiente más favorable para la inserción y progreso profesional.
Siempre hay cosas por mejorar, no solo en lo que se refiere a educación sino también en otros tipos de instituciones, y creo que es papel de cada uno aportar en algo para poder hacer ese salto positivo en calidad.