La pregunta que nos planteamos es: ¿el ruido político afecta la actividad o el ciclo económico? la respuesta no es única, dependerá del momento económico en el que se encuentre el país y cómo lo perciben los empresarios.
Si bien es cierto, la democracia es el sistema de gobierno del pueblo, todos no pueden gobernar de manera simultánea, por eso elegimos algunos ciudadanos para que nos representen mediante procesos electorales sustentados en reglas previamente convenidas, las cuales darán legitimidad al gobierno democráticamente elegido, proporcionando seguridad jurídica para las inversiones.
La relación existente entre la economía y la política tiene una doble causalidad: por un lado, si la economía no marcha bien, los ciudadanos elegidos para gobernar, aparecen como los primeros culpables porque no tomaron decisiones idóneas o si las ejecutaron fueron equivocadas y generaron confusión e incertidumbre entre los empresarios; por el otro, si la economía está boyante, es natural esperar que vaya bien para los ciudadanos en general y eso está relacionado con reformas claves en los servicios básicos, como educación y salud.
Según John Maynard Keynes, uno de los principales economistas del siglo XX, los empresarios se guían por “espíritus animales” que afectan su decisión de invertir o no y en qué magnitud.
Si las instituciones públicas no funcionan de manera correcta y eficiente, entonces estamos lejos de legislar en torno de reformas claves que necesita la economía y de dar a los empresarios, tanto grandes, medianos y pequeños las señales adecuadas para invertir y dinamizar la actividad económica. El índice de tensiones políticas y la confianza empresarial tienen una correlación negativa, por lo que se mueven de manera inversamente proporcional.
Podemos entonces concluir que la incertidumbre que genera el ruido político y no solo afecta la actividad económica en el momento en el que se produce, sino que sus repercusiones se verán en el futuro, ya que el empresario retrasará su decisión de invertir, generándose menos puestos de trabajo y de renta, si a esto le sumamos que los ciudadanos serán más cautos a la hora de tomar sus decisiones de consumir, la respuesta a la pregunta inicial es que si, el ruido político afecta sobremanera la actividad económica, ya que la política no está divorciada de la economía, aunque algunos nos quieran afirmar que sí.