Los últimos violentos acontecimientos protagonizados contra concejales de Ciudad del Este están enmarcados dentro de un libreto político orquestado por Javier Zacarías Irún y muy bien ejecutado por su esposa, la intendente Sandra McLeod, según el exconcejal municipal Atilio Alegre, del PLRA.
Por su parte, los concejales opositores, que fueron víctimas de la brutal represión la semana pasada, anunciaron que denunciarán las agresiones que sufrieron por parte de funcionarios y dirigentes zacariistas. Los propios ediles, en conferencia de prensa, denunciaron que Sandra McLeod mantiene a “vándalos” en la institución municipal, pero más que vándalos, se trata de personas adoctrinadas que actúan como verdaderas fuerzas “parapoliciales”, dispuestas a lo que sea para “defender” a su idolatrado líder, Javier Zacarías.
Los ediles recalcaron además que insistirán con el pedido de intervención; al respecto, cabe recordar, casi como algo anecdótico por ser tan reiterativo, que la semana pasada un grupo de senadores ya solicitó oficialmente la intervención de la comuna esteña, pero por supuesto, el lobby zacariista en el Congreso como siempre, pudo más. Existen por lo tanto pocas esperanzas que prosperaría un nuevo pedido de intervención formulado por la Junta Municipal, más aún llevando en cuenta que jueces obsecuentes y genuflexos ya tomaron medidas judiciales, dificultando al máximo a los ediles tomar una medida de este tipo.
Haciéndolo, los concejales se expondrían a una nueva imputación del Ministerio Público, cuyos agentes también ceden ante los designios del “todopoderoso” clan ZI. Realmente, el panorama es bastante oscuro en Ciudad del Este y todo indica que, mientras Horacio Cartes sea presidente, no existe la más mínima posibilidad de que esta gente, que tanto daño ya ha causado a la ciudad y al departamento, sea sacada de los cargos que ostentan, y aunque duela reconocerlo, gracias al voto popular.
Y es en ese punto en que debemos de insistir; existen apenas dos alternativas para despojarlos del terrible poder que han acumulado. La primera sería una masiva movilización popular, prácticamente paralizando la ciudad entera hasta que el presidente Cartes escuche el grito por justicia y libertad en el Este y permita una auditoría imparcial y seria de la Contraloría General de la República, en la comuna esteña. Pero visto las manifestaciones previas, convocadas por concejales municipales y organizaciones sociales, pareciera que no existen muchas posibilidades de que tal mega manifestación pueda realizarse. Es muy difícil movilizar a la ciudadanía, cuando está aletargada y acomodada, pese a las necesidades que soporta diariamente, por culpa de los políticos corruptos.
Y la segunda alternativa es una alternancia a través del voto popular; las elecciones ya están “a la vuelta de la esquina” y es muy importante que la ciudadanía en general sea consciente de su importancia. Votar en blanco o “nulo” o simplemente no ir a votar ya no es una opción, hay que acudir a las urnas y darle un rotundo no a los que son corruptos, despóticos y encima, cínicos. Por demasiado tiempo la ciudadanía esteña ha sufrido bajo el yugo de esta familia, que se cree dueña del Alto Paraná. Hay que decirles basta, de una vez por todas.