Realizar proselitismo con la abierta utilización de los recursos y el aparato del Estado implica repetir los viejos vicios de la politiquería criolla, que justamente se dice querer superar. Ejemplos de esta práctica nociva tenemos a granel y en todos los niveles. En Alto Paraná, son notorios los casos de Ciudad del Este, donde Sandra Zacarías utiliza toda la estructura municipal para promocionar la figura de su marido, Javier Zacarías, candidato a la Senaduría. Pero no apenas eso, también se le hace propaganda gratis al diputado Elio Cabral, precandidato a la Gobernación de Alto Paraná. Y como si todo esto fuera poco, no olvidemos a Lucho Zacarías, actual gobernador y precandidato a la Diputación, quien también hace campaña política utilizando su cargo de titular del Ejecutivo Departamental.
Pero no es solamente el Clan Zacarías; en Presidente Franco tenemos el ejemplo del intendente liberal Roque Godoy, quien utiliza toda la estructura de la comuna franqueña para promocionar la figura de su esposa, Roya Torres, candidata a la Diputación por el PLRA. Y en Minga Guazú, el intendente Digno Caballero, quien se vale del cargo para publicitar a su esposa, la diputada Blanca de Caballero, quien busca el rekutu.
Y a nivel nacional, el ejemplo más claro, el exministro de Hacienda Santiago Peña, quien tiene todos los recursos del Estado paraguayo a su disposición, aunque él afirme que “no sabe” cuánto se invierte en su campaña su líder y mentor político, Horacio Cartes, quien a su vez busca una banca en el Senado.
Vemos que todos estos personajes citados y muchísimos otros a quienes no citamos por falta de espacio, se aprovechan de sus cargos para promocionarse o entonces publicitar a personas muy allegadas que aspiran algún cargo público.
Estas acciones resultan aún mucho más criticables cuando quienes las promueven insisten en presentarse justamente como “nuevos políticos”, prometiendo a cada instante distanciarse de las prácticas ilegales de la política criolla. Sin embargo, la actitud que demuestran, al tratar de capitalizar los recursos del Estado para afianzar sus figuras en el electorado, no hace más que repetir los mismos viejos vicios que presuntamente buscan.
Por ello, es importante que la ciudadanía no caiga en engaños. La manera en que actúan estos candidatos solo demuestra que ofrecen más de lo mismo. Si realmente queremos un cambio en el Paraguay, debemos de manifestar nuestro más profundo rechazo hacia estos políticos que promueven las viejas prácticas prebendarias y corruptas, que durante tantos años les han dejado buenos réditos, a expensas de todo el pueblo paraguayo. Hay que pasarles la factura el próximo 17 de diciembre, y luego en abril del año próximo, para que quede la lección de que el electorado paraguayo ya no apoya a quienes se valen de los recursos públicos para promocionarse gratuitamente.